Reina Córdoba: de cómo combinar la pasión con la profesión

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Por Jennifer Aranda

«Les enseño que las limitaciones están en la mente, que cualquier cosa en la vida con trabajo y empeño se puede lograr.»Reina Córdoba

El pasado 2 de agosto Reina Córdoba Calderón venció en el primer round a la estadounidense Zoila Frausto. Así, se hizo de dos contratos con la Liga de Combate Américas, uno de ellos para disputar un título en las 125 lbs; y una oferta para participar en Invicta Fighting Championships, la liga femenina más grande a nivel mundial.

La alajueliteña de 40 años de edad y vecina de San Josecito, practicó en su adolescencia vóleibol, fútbol y atletismo. Para luego, a sus 21 años, emprender un nuevo camino en los deportes de contacto como judo, jiujitsu, MMA y Sambo. Estos dos últimos son a los que se dedica actualmente, y con los cuales ha dejado en alto al cantón y a Costa Rica.

Pero Córdoba no sólo se dedica a darlo todo en el tatami, también se ha preparado académicamente y cuenta con una Licenciatura en Educación Física. Ejerce su profesión desde 2001 y actualmente tiene propiedad en los colegios técnicos profesionales de Escazú y Alajuelita. Anteriormente laboró en escuelas como José Ana Marín, Abraham Lincoln y Manuel Belgrano; en el Colegio Rincón Grande de Pavas y en el CTP Uladislao Gámez.

En el CTP Alajuelita, la deportista presentó al director la propuesta de hacer algo nuevo para las clases de educación física. El apoyo fue inmediato: se hicieron de un tatami e iniciaron. «Ellos ahí conocen un deporte nuevo, liberan energía y además es retador y salimos de lo tradicional. Incluso una chica con parálisis practica; así que les enseño que las limitaciones están en la mente, que cualquier cosa en la vida con trabajo y empeño se puede lograr», señaló la educadora y atleta.

Toda su carrera en deportes de contacto Córdoba ha contado con el apoyo y la preparación física, psicológica y técnica de su entrenador Walter Loaiza Delgado.

Córdoba junto al sensei Walter Loaiza

Aunque hoy Córdoba destaca en las Artes marciales, las situaciones no siempre fueron favorables. Cuando se inició en fútbol, sus compañeros tenían comportamientos machistas y la «mandaban a cocinar». Mientras que para las mujeres que la veían, ella era una «marimacha».

Estas actitudes no hicieron que la atleta desistiera. «Cómo dice el dicho: si no los puedes vencer, úneteles. Y me convertí en las favoritas, era de las primeras que elegían para jugar», así explicó Córdoba su estrategia para vencer los estereotipos que pueden encontrar muchas mujeres en deportes como el fútbol o el MMA.

Entre las vivencias más difíciles experimentadas por la deportista, destaca una vivida en judo. Para unos Juegos Centroamericanos y del Caribe, las mujeres preparadas por Loaiza habían «hecho destrozos» (enfatiza Córdoba), mientras que el equipo masculino a cargo de otro entrenador sólo había logrado bronce. A pesar de que era claro quiénes serían las mejores candidatas para representar al país, uno de los directivos señaló que una medalla de bronce masculina valía más que una femenina.

La circunstancia no las aplacó, más bien emprendieron una lucha por sus derechos. Sin embargo, aunque posterior a ello las peleadoras fueron expulsadas del judo, incursionaron en jiujitsu y otras artes marciales.

Entre los triunfos más importantes de Córdoba, destacan: en MMA récord de 10 peleas ganadas y 1 perdida por decisión dividida. Y en Sambo: plata, Nicaragua 2015; oro, Paraguay 2016 y Colombia 2017; Campeona de Juegos Centroamericanos, Nicaragua 2017; plata, Acapulco 2018; oro en sambo sport y oro en sambo playa, República Dominicana, 2019.

En cuanto a sus logros en judo, en 2003 consiguió oro y en 2004, bronce. Los dos años posteriores fue Campeona Centroamericana de Judo.

Además de deportista y educadora, Córdoba también es madre de un niño de 5 años: Raúl, quien la acompaña en sus entrenamientos y su carrera como atleta.

Gracias al desempeño de Córdoba en su labor como educadora y atleta, el Gimnasio Las Américas le ha brindado un patrocinio.